No estuvieron las galletitas. Ni las mandarinas. ¿Pero quién quiere helado si te pude encontrar? Nos mirábamos a los ojos bajo el sol.
Hermosa y salvaje. Tu pelo es mi fantasía, podría pasarme horas durmiendo en él. Tus gestos pasan a ser mis sueños preferidos. Y tu presencia me hizo quedar flotando en la nube de felicidad que construimos.
El brillo del sol siempre existió.
Ahora iluminó mis ojos.
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