Tus ojos eran luces de neón.

La inexperiencia era total

¿Qué puedo hacer con vos? ¿Cómo salís de mi cabeza? Puedo reducir tu presencia a un hilo de conexión, pero inevitablemente me envolvés con tu dulzura inigualable. Aparecés, movés fichas, y desaparecés. Tan hermosa como despiadada.

Anecdótica como ninguna.

Ingrata. Malagradecida. ¿Cuál es la palabra para describirte? Sin dudas hay muchas. De mi mano te soltaste, y ahora tambaleás en una cuerda floja. El faro no está más. La guía se acabó.

Embustera.

Devolveme las palabras. Mis palabras. Las que me hacen sentir, pensar y hablar. Las que me hacen volar. Dámelas. No soy nada sin ellas.
Lo cotidiano se vuelve mágico.

Palabras congruentes

No son suposiciones fallidas. Ni siquiera son suposiciones. ¿Qué son? ¿Deseos? Confusión.
Esperanzas vanas.
Confusión y yo. Esperanza y vos.
Esperanza que se deshace en una palabra, confusión que se genera en un instante.
Como el viento.
El viento que une la esperanza con la confusión.

Ante la desesperación, las estrategias se pierden.
Va muy alborotada a la batalla.

A veces me acuerdo de ella. No dibujé su cara en la pared. No estaría nada mal hacerle saber quién es. Tampoco estaría nada mal preguntarle por qué. Sonrisa diabólica.