En el medio de la vida. No sé si es bueno o malo. Pero es.
La descripción exacta creo que es un ojo por ojo. Si hay otra, todavía no la encontré.

¿Se habrá sentido como yo cuando la escribió? Es inevitable evocarla en cada pensamiento. La melodía se apropia de mis labios y los mueve al compás de la letra, una y otra vez. A cualquier hora del día, en cualquier momento de la semana, ella está.
Él también lo estaba.

Dudas sin resolver.
Misterio por el resto de mis días.
No sé por dónde ver. Por el rabillo entra una tenue luz que inunda mis ojos de brillo y los enceguecen.
¡Deslumbrás!

Hoy tuve un sueño con vos.

Ese sueño recurrente que no tenía hacía tiempo. Puedo contarte todo o la parte más interesante.
Nada a medias.
La misma habitación, siempre la misma. Esos candelabros que se balancean dando un aspecto tenebroso. Un ventanal de mil y un colores que se trasladan y estampan contra la pared. Ese hogar ardiendo como un sol en llamas. Y ese tipo. La lucha sin fin.
En un abrir y cerrar de ojos aparecés vos. Tu cuerpo se traslada al cuarto, no entiendo bien cómo. Supongamos una cierta magia. Instantáneamente te vuelco en el suelo. Qué dulces son. Y ellos no son mágicos, son reales.

Está muy intrigado. Desesperado. Habla con poca elocuencia y alborotado. Busca una respuesta, pero nadie se la da. Los caminos se le cerraron, ya no hay lugares a dónde ir.
Actuar.

Perturbante como vos, no hay.